Dejar al bebé en otras manos

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Tener hijos resulta cada vez más complicado. Las rutinas, el ritmo del día a día, la vida laboral… Queremos abarcar mucho en el mismo tiempo y eso, a veces, no es posible. Conciliar vida laboral y familiar, puede resultar bastante estresante cuando no dispones de la ayuda necesaria. Plantearse formar una familia es algo las parejas suelen meditar mucho en la mayoría de los casos. Por lo general, llevamos ritmos de vida bastante incompatibles con la crianza, tal y como la conocíamos.

Por suerte, existen personas muy preparadas para hacerse cargo de los bebés en el caso de que los papás y las mamás, tengan que retomar sus rutinas diarias, tras el nacimiento o cuando han pasado algunos meses. Disponer de una cuidadora o cuidador, puede marcar la diferencia entre proporcionar los cuidados necesarios o dejar que el bebé, sufra carencias. Aunque la presencia de la madre es esencial, siempre es mejor una madre relajada que una estresada porque no da abasto.

Como decimos, la conciliación familiar, social y laboral, puede resultar en extremo complicada y agobiante. Si, llegado el caso, es necesario contar con los servicios de una cuidadora para el recién nacido, hay que tener en cuenta una serie de factores que pueden ayudar a tomar la elección más adecuada. Las cualidades que no pueden faltar en una niñera, las preguntas a plantear a la candidata (o candidato) durante la entrevista, así como las diferentes estrategias a seguir para facilitar la adaptación del bebe. Siempre teniendo como prioridad, asegurar su bienestar y, por supuesto, la tranquilidad de los papás.

Tomar esta decisión puede resultar muy difícil por lo que conlleva para las mamás, sin embargo, los efectos pueden resultar muy beneficiosos. La separación puede conllevar un sentimiento de culpa asociado en las madres trabajadoras, así como generar ansiedad y miedo a que el niño la eche en falta. Tanto si es por razones laborales como si se trata de encontrar tiempo para una misma, los expertos, afirman que la separación puede ser positiva para ambos.

Prepararse para la separación

Descansar de esa atención constante que requiere un bebé, puede resultar muy beneficioso, puesto que una madre relajada, permite que su bebé también este relajado. Romper con la rutina y encontrar el espacio necesario para la pareja, las tareas cotidianas o tiempo para una misma, se traduce en una madre más feliz y relajada. Algo que el bebé, nota de forma instantánea.

Desde la Agencia Sant Pau, dedicada a proporcionar todo tipo de servicios domésticos, incluyendo el cuidado de los bebés, nos explican cómo debe ser la primera separación del bebé. Para que se produzca con tranquilidad y de forma más natural, lo más importante es elegir a una persona en la que se confíe plenamente. Hacerlo de forma gradual y acostumbrar a los pequeños a estar separados por periodos pequeños de tiempo, es la mejor manera de abordar la situación.

De tal manera que tras vivir durante al menos dos meses en completa simbiosis con el bebé, dejarlo toda la mañana con una cuidadora, puede resultar muy duro. Tanto bebé como mamá, tienen que acostumbrarse a la cuidadora. Para preparar la separación, lo mejor es empezar con una niñera por horas que ayude a la madre mientras está en casa. Así se puede comprobar si la elección ha sido la adecuada, al mismo tiempo que se enseñan las rutinas del bebé.

Durante este periodo de adaptación, hay que aprovechar el tiempo que la niñera se ocupa del pequeño para descansar o hacer todo aquello que nunca se tiene tiempo de hacer, cuando hay un recién nacido en casa. En este periodo de tiempo, hay que resistirse a la tentación de correr a buscarlo cada vez que llore. Para eso ya está la cuidadora.

El siguiente paso de adaptación, es salir a pasear o desayunar al aire libre. Son salidas cortas que, pueden ser suficiente para recargar las pilas y sentirse mejor. Estas salidas acostumbran a alejarse del niño antes de dar el siguiente paso: dejarle toda la mañana o tarde con la cuidadora. Cuando lo que se planea es incorporarse a la vida laboral, el proceso puede resultar más sencillo. Resulta necesario utilizar el sacaleches antes de dar el paso, con la finalidad de comprobar si es posible extraer una cantidad suficiente de leche.

En el caso de que el bebé tome leche materna, hay que esperar a que la lactancia se regule, lo que suele ocurrir a partir de las seis semanas. Antes de dejarlo con la cuidadora, hay que darle la toma correspondiente. Hay que tener en cuenta que tomar leche de un biberón puede confundir al bebé, puesto que la succión es diferente.

Lo que debe aportar la cuidadora

A la hora de recurrir a los servicios de una cuidadora o cuidador de bebés, lo principal es que la mamá se encuentre cómoda con la persona elegida. Saber que se deja al bebé en buenas manos y con alguien con quien estará seguro, es tranquilizador. Naturalmente la elección de la persona correcta genera dudas, para tomar una mejor elección, hay que tener en cuenta algunos aspectos.

La persona elegida, debe poseer todas las habilidades necesarias para cuidar niños, contar con atención, intuición, paciencia y dulzura, son algunas de las cualidades que resultan indispensables para con los pequeños. Aunque la lista no se queda ahí, debe ser una persona con experiencia y la madurez necesaria, cuidadosa, organizada y con buenas dotes de comunicación y capacidad de observación.

Si debemos destacar un factor por encima del resto, ese es la experiencia. Resulta fundamental que la persona elegida haya cuidado a un recién nacido previamente. Para los pequeños, la experiencia prevalece sobre la formación. Se puede saber cómo hay que cambiar un pañal o bañar a un niño, pero solo la experiencia y el contacto con ellos, puede ayudar a quien lo cuida a reconocer los motivos de llanto o prevenir peligros potenciales para ellos.

A modo de ejemplo, una cuidadora de bebés que sea madre, cuenta con toda la preparación necesaria para cuidar de otros bebés, aunque no tenga un curso de puericultura o educación infantil. Sin embargo cuando la experiencia materna se remonta a veinte años, no está de más una actualización.

Para casos concretos como el cuidado de bebés con necesidades especiales, conviene contar con profesionales que dispongan de la capacitación y formación adecuada, pero siempre con experiencia previa.

Una duda importante que surge a la hora de contratar los servicios de una cuidadora es la edad. Aunque en nuestro país la edad legal para ejercer como canguro, son los dieciséis años, lo más prudente es dejar a los recién nacidos con personas maduras. Una niñera adolescente o universitaria, es más conveniente para niños a partir de dos años que, ya tienen el entusiasmo y la energía necesaria para jugar y hay que entretenerlos. Pero para el cuidado de un recién nacido, se necesita madurez, intuición, paciencia, iniciativa, seguridad y equilibrio, para manejar las dificultades que pueden surgir.

Con independencia de su edad o experiencia, otro aspecto fundamental es que esté preparada para proporcionar la seguridad adecuada a los recién nacidos. Es decir, debe haber seguido un curso de primeros auxilios pediátricos, tanto si se trata de una madre experimentada como si no, es posible que no sepa realizar maniobras de desobstrucción de las vías aéreas en niños, por lo que es importante que sepa cómo prevenir accidentes o el síndrome de la muerte súbita del bebé.

La capacidad de observación y poner la máxima atención al detalle, es imprescindible cuando se cuida de un bebé. Las necesidades que tienen los más pequeños, se interpretan en base a señales como una mirada que puede indicar sueño, el llanto que puede significar miedo o hambre, un gesto de la mano tocando el oído, puede ser dolor… En este aspecto, vemos como la experiencia ayuda a interpretar todas estas señales, cuando la persona es cuidadosa y observadora.

Esto nos lleva directamente a la comunicación que, entre padres y cuidadoras, es clave. Con independencia de la edad del niño resulta esencial que exista una buena comunicación, pero en el caso de los bebés, es todavía más importante. Saber si el bebé se salta la siesta o toma menos leche, es información de lo más relevante. Sobre todo a tener en cuenta para interpretar el comportamiento del bebé cuando la niñera se marche. La cuidadora debe manejar de forma adecuada fases importantes como la del destete, introducción de nuevos alimentos en la dieta o la adaptación a la escuela infantil si llega el momento. Una buena forma de estar informados de todo es pedir a la niñera que anote todo aquello que resulte relevante.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos con los que la cuidadora debe contar, entre otros. Las preguntas que se deben formular durante la entrevista, deben ser muy específicas, para determinar si se trata de la persona adecuada. Preguntarle como organiza el día con el bebé o como lo calma cuando llora, son ejemplos de la línea que se debe seguir.

Una vez formuladas las preguntas adecuadas, lo siguiente es verla en acción y comprobar cómo se comporta con el bebé y si el bebé, la acepta.

Scroll al inicio